El aceite es uno de los insumos más empleados en la cocina pero para una alimentación sana y saludable es necesario elegir la mejor opción a la hora de freír tus alimentos. En este artículo te presentamos algunas alternativas.
Un poco de historia
A principios del siglo XX, nuestras abuelitas cocinaban con grasas tradicionales (manteca de cerdo, pollo o res, mantequilla, aceite de oliva, aceite de palma y aceite de coco) que no eran refinadas en lo absoluto. Ellas no le tenían miedo a las grasas ya que sabían perfectamente que las grasas son completamente necesarias e indispensables para estar saludables debido a que sirven para lubricar el tracto intestinal, son esenciales para un buen funcionamiento metabólico y son las que protegen nuestros órganos, incluyendo el cerebro.
A pesar de conocer todos estos beneficios, en 1950 las grandes empresas decidieron crear un aceite comestible para cocinar (freír, dorar, hornear, saltear, para preparar aliños y ensaladas, etc.) y se inventaron los aceites hidrogenados y parcialmente hidrogenados que, de la mano de las grasas saturadas y el colesterol, acapararon el mercado.
Para 1990, los aceites más consumidos eran refinados y desconocidos para la dieta tradicional: aceite de soya, maíz y girasol. La mantequilla se hizo cada vez más escasa y fue reemplazada por la margarina (una mezcla de mantequilla con grasas hidrogenadas) y la industria del aceite de coco quebró a pesar de que este insumo se usaba para todo, incluso para hacer pop corn en los cines. Todo esto originó enfermedades del corazón, diabetes, obesidad y cáncer de todos los tipos y formas en niños, adultos y ancianos. Es en este momento que se empezó a hacerse popular el mensaje de “cero grasa” o de “bajo en grasa”, y comenzamos a privar a nuestro cuerpo de una herramienta importantísima para el metabolismo, la inmunidad y el funcionamiento en general.
Por todo esto, es importante alimentarse y cocinar únicamente con aceites no refinados o con mantequilla pura. Añade a tu dieta grasas buenas como la palta, las nueces y las semillas, ya que son las únicas que le darán el mensaje a tu cerebro de que está satisfecho y tu figura reflejará esto.
También es importante recalcar que la cantidad de antioxidantes y grasas saludables varían ampliamente en los diferentes tipos de aceite que actualmente existen en el mercado, y que la cocción a alta temperatura de un tipo de aceite puede producir radicales libres y dañar los nutrientes. Es por esto que te sugiero leer las etiquetas cuidadosamente al comprar una botella de aceite para cocinar y elige siempre los aceites que no han sido refinados químicamente, evitando cualquier producto que sea hidrogenado.
Características de las grasas que generalmente consumimos:
- Manteca animal
(cerdo, res) Es antimicrobiana y contiene vitaminas A, D, E y K. Baja los niveles de colesterol, es antioxidante y es estable para cocinar a altas temperaturas ya que no se oxida y no libera radicales libres al calentarse. - Mantequilla
Tiene propiedades anticancerígenas, es estable para cocinar y contiene vitaminas A, D y K. - Aceite de Coco
Contiene ácido láurico, considerado antiviral y antibacterial, balancea niveles de colesterol, previene incluso la caries dental y aporta energía inmediata. Sin embargo, contiene más calorías que la mantequilla. - Aceite de Oliva Extra Virgen
Rico en nutrientes, contiene vitaminas A y E, que ayudan a tener cabello, piel y ojos sanos. Aporta clorofila y magnesio. Además, este tipo de aceite ayuda a bajar el colesterol y disminuye los riesgos de enfermedades del corazón. Se recomienda su uso para ensaladas o vinagretas, pero no tanto para la cocción a fuego alto ya que se oxida. - Aceite VegetalSon generalmente mezclas (a menudo contienen soya), por lo que sus beneficios para la salud varían. En todo caso, es preferible que escojas los aceites que sean 100% puros y elaborados con un solo componente.