El cultivo de lechuga, en teoría, es uno de los más fáciles y agradecidos, además de ser una hortaliza con un delicioso sabor. Es un cultivo que no requiere de mucho sol, por lo que un lugar en el huerto a media sombra sería el ideal. El suelo debe ser bien fértil, rico en nutrientes, suelto y con un excelente drenaje para evitar propagar plagas y enfermedades.
La exigencia de humedad de la lechuga es bastante alta por lo que los riegos deberán hacerse de manera constante sin dejar secar el suelo del todo ya que dejaría de desarrollarse o podría ser propensa al ataque de plagas y enfermedades por hongos. Aunque tampoco es muy frecuente, cuando la lechuga es atacada es muy difícil repeler la invasión antes de que caiga por completo, ya que una vez asentada la plaga, no demora mucho en comerse todas las hojas e incluso raíces. Las enfermedades y plagas más comunes son los pulgones, la mosca blanca, las babosas, los trips, el mildiu y el virus del mosaico.
La lechuga es perfecta para cultivar durante todo el año prácticamente en cualquier lugar. Sin embargo se tiene que tener en cuenta que en climas cálidos, la lechuga requerirá protección del sol y riegos más constantes. De igual forma, en climas o estaciones muy frías, la lechuga se deberá proteger del hielo y de temperaturas por debajo de 0 Cº.
A pesar de ser un cultivo relativamente sencillo, acá en La Casita nos costó un poco al comienzo lograr cosechar buenas lechugas precisamente por la humedad y el riego, porque debe ser constante y si no llueve, casi todos los días. A veces las regábamos mucho, a veces muy poco y por eso se nos dificultó encontrar el punto de humedad ideal para la lechuga. Hasta que al fin logramos degustar hojas largas y verde brillante con un crocante y humedad exquisitos.
Lechuga
Germinación: 5-10 días
Temperatura de germinación: 18-25 ºC
Espacio entre plantas: 25-30 cm
Espacio entre surcos: 45-60 cm
Profundidad de siembra: 1 cm
Días para la madurez: 60-90 días