La yuca es una planta de interior fácilmente reconocible por su típico tronco leñoso. Espeso y áspero, sobre el cual se forman una o varias matas de hojas ensiformes. El género comprende unas 40 especies originarias de América central y de las Indias occidentales, que en su hábitat natural pueden alcanzar unos 12 metros de altura : solo algunas especies de crecimiento lento pueden tenerse en casa sin problemas.
Las plantas cultivadas al aire libre producen unas inflorescencias de hasta 60 cm, de alto, que se desarrollan desde el centro de la roseta de hojas. Cada una de las inflorescencias esta compuesta por varias y bonitas flores blancas y acampanadas.
TÉCNICA DE CULTIVO
Primavera y verano : La yuca se trasplanta cada año en primavera utilizando buenos mantillos fértiles; ello es necesario no tanto para dar espacio a las raíces (que de todos modos agradecen esta abundancia de espacio) como porque la planta, al desarrollarse, se hace pesada y podría volcarse. Cuando se alcanza la máxima medida de maceta disponible (35-40 cm.), es preciso renovar cada año la capa superficial del compost (5 cm., de espesor) y cambiarla por un compost fresco.
Entre abril y octubre se riega abundantemente, sin dejar que el agua se estanque en el plato y se diluye un fertilizante líquido en el agua cada 4 semanas. Las yucas deben tenerse en un lugar con el máximo de luz posible y, aún mejor, al sol. Durante los meses más cálidos del verano, es útil tener las plantas adultas al aire libre; ello puede inducirlas a florecer a mediados de verano.
Las yucas soportan grandes oscilaciones de temperatura; en verano toleran temperaturas de 24° C, y aún más altas, siempre que dispongan de aire fresco en cantidad. Durante los períodos más calurosos es muy útil rociarlas con agua por la mañana, cuando todavía no ha salido el sol.
Otoño e invierno : La yuca soporta temperaturas en torno a los 7° C, pero es preferible no bajar de los 10° C. Acostumbrada a afrontar largos períodos de sequía en sus lugares de origen, agradece un período de reposo invernal, que se puede inducir reduciendo al mínimo los riegos. Entre noviembre y marzo se suspende la alimentación y se riega solo lo suficiente para evitar que el compost se seque del todo.
MULTIPLICACIÓN
En febrero-marzo se siembra a 0,5 cm, de profundidad, en un terreno formado por 2 partes de compost utilizado para las plantas adultas y una parte de arena gruesa; el substrato debe estar húmedo y bien mezclado. Se mete el contenedor en un propagador y se deja a la sombra a 21° C, de temperatura; una vez que germinan las semillas se trasladan las plántulas a una posición luminosa. A los tres meses cuando las plántulas alcanzan los 5-8 cm, de alto, se ponen en macetas individuales de 13 cm, en cuyo fondo se dispone una capa de guijarros para facilitar el drenaje y que se llena del compost indicado, es decir, se tratan como ejemplares adultos.
Si la yuca se ha hecho demasiado grande y ha perdido su forma, se la puede multiplicar extrayendo secciones de su tallo en primavera-verano. Se saca la planta vieja de la maceta, se apoya el tallo leñoso sobre una superficie plana y estable, y se corta con una sierra a segmentos de diferente longitud, pero como mínimo de 10 cm.
Se tratan las superficies cortadas con un preparado a base de hormonas rizógenas y se plantan los segmentos en una mezcla de arena gruesa y compost a base de turba, a partes iguales. Se entierran los segmentos del tronco a la profundidad necesaria para que se mantengan erectos, pero procurando que no lleguen a tocar el fondo del recipiente.
Se cubre este con una campana de plástico transparente y se deja al resguardo de la luz solar directa y a 24-27° C, de temperatura. El compost debe estar siempre húmedo. Al cabo de 3 semanas se destapa. Cuando las raíces se han asentado y se han desarrollado jóvenes retoños, se pone cada plántula en su propia maceta o bien se plantan en grupos de 2-3 en una misma maceta, llena con el compost usado para los ejemplares adultos.
Algunas especies pueden multiplicarse al principio de la primavera arrancando los renuevos que en ocasiones se forman en la base de la planta. Se elige uno provisto de un mínimo de 4 hojas, de 15 cm, de largo, y se planta en una mezcla formada de compost y arena gruesa a partes iguales. Se introduce el recipiente en un propagador (o bien en una bolsa de plástico transparente) y se deja a la sombra a una temperatura de 24° C. El compost debe estar siempre húmedo. Cuando los esquejes empiezan a crecer, lo que sucede al cabo de 6-8 semanas, se sacan del propagador y se tratan como plantas adultas.