En 1924, un profesor japonés llamado Hidesaburo Ueno diría adiós cada mañana y luego caminaría a la estación de tren para dirigirse al trabajo. A las tres en punto de la tarde, Ueno retornaría a casa para encontrar a Hachiko sentado al lado de las vías esperando por él. Cada día, durante un año, el gran Akita estaría ahí, esperando.
Un día de mayo de 1925, Hachiko caminó, como siempre, hacia la estación para esperar el retorno de Ueno. Sin embargo, el profesor había sufrido una hemorragia cerebral fatal en la escuela ese mismo día. Nunca más retornaría a su leal Hachiko.
Aunque otra familia lo adoptó, Hachiko escapaba cada día y regresaba a la casa del profesor esperando encontrarlo. Cuando esto no sucedía, el perro empezaba el viejo ritual una vez más, llegando cada día a la estación a las tres para esperar. Hachiko hizo esto cada día por los siguientes diez años, hasta su muerte.
El antiguo vínculo
La increíble conexión de Hachiko con Ueno es un en ejemplo del fascinante poder del vínculo humano-canino. Sin embargo, abundan otras historias de lealtad canina: perros que viajan cientos de kilómetros para reunirse con su familia perdida; perros que salvan personan que se ahogan; perros militares que se sacrifican para salvar a sus compañeros humanos; perros que sacan a personas de casas en llamas. Las historias son muchas y no poco comunes.
¿Qué es este vínculo entre nosotros? ¿Es pura lealtad o simplemente el deseo de garantizar una comida decente y un lugar donde dormir? ¿Es obediencia? ¿En verdad un perro cruzaría el país para reunirse con su familia no por cumplimiento ni por una comida? Claramente, el magnetismo va mucho más profundo que eso. El vínculo humano-canino es una compenetración antigua y de beneficio mutuo formando entre nosotros, uno basado en milenios de domesticación y compañía. Por más de 20 mil años, hemos criado perros no sólo para cazar, arrear, proteger y acompañar, sino también por lealtad, devoción, mansedumbre y apoyo emocional. Esto dio lugar a un compañerismo no visto entre otras dos especies. Aunque genéticamente somos más cercanos a lo simios, nosotros propondríamos que somos emocionalmente más cercano a los perros.
La solidaridad del trabajo
Diferentes factores contribuyen a la existencia del vínculo humano-perro.
La antigua y asombrosa ética de trabajo, por ejemplo, es parte de lo que hace nuestro vínculo tan fuerte. El deseo del golden retriever de buscar y traer un pájaro, por ejemplo, no se hace sólo por comida, sino por el deseo de cazar. El vínculo humano-perro, sin embargo, no sólo se encuentra en las razas cazadoras, sino en todos los tipos de perro. No importa para qué fueron criados. El perro ovejero y su relación con el pastor; el perro policía con el oficial; el perro de búsqueda y rescate y su adiestrador— el deseo innato de trabajar con humanos ha sido transferido a nuestros amigos caninos.
El factor rescate
Con frecuencia, los perros salvados de circunstancias extremas exhiben una conexión intensa con quien lo rescata. A veces puede ser tan pronunciado que provoca estrés en el perro: la ansiedad de separación, el comportamiento destructivo y el miedo de abandono pueden llegar a ser profundos. Esto deriva de la ansiedad desarrollada por ser abandonado una o más veces por personas que los perros pensaban eran compañeros unidos y leales. Una vez que los perros rescatados encuentran una persona leal y confiable y son adecuadamente entrenados, cuidados y amados, pueden llegar a ser los compañeros más entusiastas que un humano pueda conocer.
Cuando se se afecta el vínculo
El vínculo humano-perro es un entendimiento muy arraigado, medido en emoción, confiabilidad y apoyo mutuo. Es una necesidad de pertenencia, de sentirse querido, útil y seguro.
Varía estos parámetros y afectarás el vínculo. Deja de dar atención a tu perro, de darle una rutina, dependencia, entrenamiento y límites y debilitarás esa conexión tácita. Abusa de tu perro o ignóralo y deja de velar por sus necesidades y podrías sabotear la unión íntima que el tiempo ha establecido tan astutamente. Cualquier cosa que haga sentir a tu perro indeseado, descuidado o temeroso disminuirá el vínculo humano-perro.
Fortalecer el vínculo es predecible. Pasar tiempo juntos construye confianza, seguridad y amor. Además, crea un sentimiento de pertenencia familiar: la raíz del vínculo. Actividades como caminar, jugar y entrenar son cosas que los acercará más de manera mutua y alimentará esa intimidad. El entrenamiento de obediencia, aunque no es el primer promotor del vínculo, proporciona al dueño una forma de comunicación esencial en cualquier relación. Una vez que ambos hablan el mismo lenguaje, pueden desarrollar la confianza y la seguridad necesarias para que tu perro sienta esa lealtad especial hacia ti. Además, el entrenamiento ayuda a que el perro se centre en ti e ignore las diferentes distracciones que puedan estar presentes. Esa concentración es esencial para construir cualquier relación, en especial con tu perro.
Signos que muestran un vínculo débil
Aunque puedas ser una persona considerada y cuidadosa, es probable que tu perro aún no sienta un vínculo cercano contigo. Algunos signos de un vínculo débil incluyen:
- Indiferencia emocional hacia ti u otros miembros de la familia.
- No responder a órdenes, en especial cuando se le llama
- Falta de deseo de juego
- Desagrado por ser acariciado
- Intentos regulares de escape
- Concentración y contacto visual pobres
- Beligerancia o, incluso, agresión
- Depresión o comportamiento letárgico
Note que un perro recientemente rescatado puede mostrar algunos de estos síntomas, ya que aún puede estar afligido por su anterior dueño o simplemente puede estar deprimido por la imprevisibilidad de su vida hasta el momento. Dale tiempo.
Signos de un vínculo fuerte
No es un error cuando un perro siente una conexión emocional contigo. Hay una luz en sus ojos, menea la cola, se frota contigo y hace un gran contacto visual. Cuando llegas a casa, se anima e, incluso, vocaliza su felicidad. Otros signos de un vínculo fuerte incluyen:
- Queda mirando tu ubicación cuando está sin correa.
- Revisa con frecuencia donde estás
- Obedece con felicidad y sin dudas
- Realiza un gran esfuerzo para encontrarte cuando juegan al escondite
- Desea estar cerca a ti
- Coincide sus pasos con los tuyos al caminar
- Tiene un alto nivel de concentración en ti, que se evidencia al mirarte con frecuencia
- Fuerte habilidad de comunicar necesidades, deseos y preocupaciones (¿entiendes lo que quiere tu perro en cualquier situación?)
- Una disposición de protegerte o ayudarte en una situación amenazadora
- Ama la interacción física
- Siempre viene cuando los llamas, incluso cuando hay distracciones (esto es complicado, incluso para perros con buen vínculo. Si has logrado esto hasta en las situaciones más distractoras, ¡bien por ti!).
Un perro que tiene un fuerte vínculo contigo accederá feliz a tus deseos, incluso si quiere hacer algo más, como permanecer más tiempo en el parque.
Cómo fortalecer el vínculo
Si sospechas que el vínculo con tu perro no es tan fuerte como debe ser, hay pasos que puedes tomar para remediar esto. Primero, si recientemente has adoptado al perro de un refugio, entiende que toma al menos unos meses para que se adapte a su nuevo hogar y supere la pérdida de contacto con su antigua familia. Durante este tiempo, asegúrate de no dejarlo sin correa para perros, ya que podría escaparse.
Luego, puedes:
- Comenzar el entrenamiento de obediencia si aún no lo has hecho y no lo has mantenido. Esto creará buena comunicación, ayudará a que tu perro se concentre y fomentará un sentimiento de trabajo en equipo y de pertenencia.
- Realiza actividad con tu perro como jugar, buscar y traer objetos, nadar, cualquier cosa que pueda divertirlos a ambos. La interacción divertida construye amistad y lealtad.
- Trabaja en órdenes de llamada. Hazlo primero con la correa puesta y sólo quítale la correa cuando el perro regrese a ti todas las veces, incluso cuando hay distracciones. Lograr esto será una prueba de su concentración y lealtad y de su deseo de hacer lo que pides en lugar de lo que tu perro quiere.
- Juega al escondite con frecuencia, dentro o fuera de la casa. Este divertido juego es una gran forma de volverte un “premio” para tu perro. Con los meses, aumentará poco a poco su deseo de estar contigo y de poner atención.
- Aliméntalo en horas específicas durante el día, en lugar de dejar el alimento libre todo el día. Esto hará que la comida le genere concentración y previsión y la relacione contigo. Te vuelves más importante cuando la comida viene de ti y no de un comedor para perros.
- Enséñale un truco cada mes. Esta actividad divertida lo hará más inteligente y será otra herramienta de vinculación en tu repertorio.
- Crea un sentimiento de finalidad. Los perros quieren trabajar así que camina, juega y haz tus sesiones de entrenamiento como si fueran divertidas, importantes y enfocadas.
- Socializa con personas y perros junto con el tuyo, pero siempre vigila su bienestar. Al ser un mentor cuidadoso y vigilante, construirás su confianza y seguridad.
- Cepíllalo y acaricialo de forma regular para desensibilizar su contacto y construir su deseo de afección física.
Honrar, fortalecer e incrementar el vínculo entre ti y tu perro ayudará a tu perro y a ti. Te sentirás más calmado, más feliz y apreciarás más los buenos momentos juntos.