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Durante unas vacaciones en México, el bíologo marino Rodrigo Fuentes descubrió las propiedades de la lenteja de agua mientras ayudaba a un amigo a limpiar una laguna infestada de plantas acuáticas. Observando el rápido crecimiento de la planta, se preguntó si podría tener beneficios para otros cultivos.
Fuentes identificó que la lenteja de agua tiene un alto contenido proteico, del 40%, y que se emplea como bioestimulante para mejorar el crecimiento y la resistencia de las plantas. Su uso permite aumentar la absorción de nutrientes y líquidos, preparando a las plantas para enfrentar condiciones adversas como el estrés térmico e hídrico.
Desarrollo de Azolem
Con base en sus observaciones, Fuentes desarrolló Azolem, un bioestimulante vegetal formulado a partir de “Lemna Minor” (lenteja de agua) y “Azolla” (helecho de agua). Este producto contribuye al crecimiento de las estructuras vegetales y a la mitigación del cambio climático. Su aplicación en la agricultura reduce la necesidad de fertilizantes químicos, optimiza el uso de agua y promueve la sostenibilidad ambiental.
Propiedades y cultivo de la lenteja de agua
La lenteja de agua es una planta acuática con forma de legumbre, rica en proteínas y aminoácidos esenciales, lo que la convierte en un excelente alimento para animales. Se puede cultivar durante todo el año mediante sistemas hidropónicos, lo que permite ahorrar agua y reducir el uso de pesticidas y herbicidas. Esta característica la hace una opción viable para la agricultura sostenible.
Expansión y éxito comercial
El potencial comercial de Azolem se evidenció en México, donde en un mes logró ventas por 7.5 millones de pesos. Motivado por este éxito, Fuentes llevó su emprendimiento a Chile, donde descubrió una variación local de la lenteja de agua con características únicas, como su capacidad de resistir la congelación.
Impacto social y ambiental
Fuentes destaca que su proyecto no solo tiene un alto potencial comercial, sino que también genera un impacto social y ambiental positivo. En Chile, la producción de lenteja de agua ha beneficiado a comunidades locales, en particular a los pehuenches en zonas como Santa Bárbara y Alto Biobío. La generación de empleo en estas áreas ha favorecido a personas con limitaciones laborales, como cuidadores de adultos mayores.
Desde el punto de vista ambiental, la lenteja de agua es altamente eficiente en la captura de CO2, ayudando a reducir la emisión de gases de efecto invernadero. Fuentes señala que “un 50% de su materia, en peso seco, proviene del CO2 atmosférico”.
Comercio justo y apoyo institucional
El modelo de negocio del emprendimiento está basado en el comercio justo, asegurando beneficios para los agricultores. La empresa destina el 10% de sus ganancias a los productores que participan en el cultivo de la lenteja de agua.
El proyecto ha recibido respaldo de diversas instituciones, incluyendo Corfo, que otorgó un fondo Capital Semilla Inicia de 15 millones de pesos, actualmente en proceso de implementación. Asimismo, Fuentes colabora con la Universidad de Concepción, donde los doctores José Becerra y Claudia Pérez están realizando estudios para validar técnicamente el producto.
Futuro de la lenteja de agua
Actualmente, Rodrigo Fuentes continúa investigando para optimizar Azolem y explorar nuevas aplicaciones de la lenteja de agua, incluyendo su posible incorporación en la alimentación humana debido a su alto contenido proteico. Su trabajo podría abrir nuevas oportunidades en el sector agroalimentario, promoviendo el desarrollo sostenible y beneficiando tanto a productores como al medio ambiente.